¿QUE HACER ANTE UNA CRISIS FINANCIERA?
Lo primero y más importante de todo es mantener la calma, no perder el control de sí mismo, esto quiere decir que en los momentos de crisis debemos pensar con cabeza fría, alterarnos, gritar, llorar, culpar a otros de lo que nos esta pasando solo empeorará las cosas. Debemos analizar la situación, sin volvernos víctimas, ni irnos contra el mundo, en especial poner sumo cuidado en no culpar o hacer sentir mal a nuestra pareja, recuerda que está de tu parte, no contra ti. Una buena forma de hacer esto es aislarte por un momento, estar en un lugar apartado de la bulla y la concurrencia normal del día a día, donde puedas meditar y buscar esa paz interior que todos necesitamos tener.
El segundo paso es aceptar lo que está pasando, por difícil que parezca; si la crisis financiera es generada por una mala inversión, Tú y tu cónyuge deben saber que toda decisión que se toma en el mundo de los negocios, tiene sus riesgos y se debe ser fuerte y estar unidos como pareja para afrontarlos. Si lo que pasó es que se quedaron sin empleo, no pueden tener tiempo muerto, inmediatamente empezar a tocar puertas, enviar hojas de vida o hacer alguna actividad como independientes, lo importante es no paralizarse, ante la crisis hay que actuar rápidamente, no dejar de generar ingresos porque sino la presión la van a sentir por la falta de dinero para pagar las deudas y gastos normales que se generan en un hogar. Y así mismo deben analizar cualquiera que sea la situación y actuar en busca de soluciones.
Si se sienten en un callejón sin salida, no funciona nada de lo anterior, vendan cosas que no necesitan y hace tiempo tienen archivadas en un rincón de la casa, tales como electrodomésticos, impresoras, mesas o cosas que no necesitan y les pueden generar algún dinero, en caso que antes de la crisis financiera habían sido juiciosos con sus finanzas y tenían ahorros, sin temor hagan uso de lo necesario, mientras logran estabilizarse. De nada les sirve tener ahorrado dinero si están viviendo un infierno.

Por Constanza Alarcón
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