MATRIMONIO Y FINANZAS: ESPOSO (A) ANTIGASTO

Existen muchos problemas al interior de los matrimonios que se generan a partir del manejo del dinero y de las posesiones de cada uno de los conyugues. Observaremos algunas situaciones más frecuentes a este respecto.

SITUACION 4: Uno de los conyugues es tacaño

En un artículo anterior expusimos el problema de un conyugue gastador; ahora nos ocuparemos de su antagónico comportamiento: el conyugue tacaño o “antigasto”. En cualquiera de los dos casos el problema se puede salir de control y afectar seriamente el matrimonio. El mayor problema de un esposo (a) tacaño (a), es que va a ver a su pareja como una gastadora cuando incurre en gastos que ya son justos y necesarios. El conyugue tacaño no quiere gastar dinero y pretende hacer útil las cosas el mayor tiempo posible. Por ejemplo, prefiere coser y remendar una cortina rota que comprar una nueva. Si bien es cierto que hay que tener cuidado con los gastos, no se refiere a que debamos vivir debajo de nuestras condiciones económicas por ahorrar dinero.

Sin embargo, hay que entender que la tacañería no depende del nivel de ingresos de la persona si no de un rasgo de personalidad producto de vivencias de la infancia relacionadas con la educación, el afecto de los padres, carencia de recursos en el hogar o comportamientos heredados de padres y familiares tacaños. Aunque la psicología no es muy explícita referente al tema, relaciona la tacañería con la falta de afecto, lo que crea una retención y permanencia de ese afecto, y posteriormente, un miedo a perder lo poco que recibe. Con el paso del tiempo, y la influencia de diversos patrones socio culturales, crea la necesidad de retener el dinero, y ver que cada egreso es un gasto innecesario o excesivo.

Si su esposo (a) tiene un comportamiento de tacañería, no trate de ridiculizarlo delante familiares o amigos, ya que por lo general, poseen una personalidad compleja, gozan de una excelente autoestima y se consideran muy buenos administradores del dinero; optar por el ridículo puede acentuar aún más el problema.

No trate el tema directamente con el dinero sino con las cosas que se está perdiendo, como por ejemplo una noche romántica en París, o unas vacaciones en Cancún, o sencillamente una cena en un restaurante lujoso de la ciudad. Hay quienes afirman que esta es una manera efectiva de disuadir a una persona tacaña. Sin embargo, es recomendable seguir un tratamiento psicológico. 

Por Daniel Gómez.
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