REGLAS DE ORO PARA VIVIR EN PAREJA: DE LA 9 A LA 12
12. Te conozco/ Cada día te veo y te reconozco de nuevo. Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y jóvenes.
11. Primero los padres o los hijos y luego tu/ Primero nosotros,
antes que nuestras familias de origen y que nuestros hijos en común. Conviene
saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación ordenados: que
los padres sean padres y que los hijos sean hijos, que la pareja que se ha
creado (que puede incluir a hijos de anteriores relaciones) tenga prioridad
frente a parejas anteriores o frente a las familias de origen. Que el pasado
sea honrado y labre un buen presente y un buen futuro. Algunas personas dan más
importancia a los hijos en común que a la pareja, lo cual acaba creando malestar
en todos. Al mismo tiempo, una pareja posterior debe saber que tiene más
posibilidades de ocupar un buen lugar si asume que los hijos de su pareja
estaban antes y respeta su prioridad.
10. Que sea para siempre/
Que dure lo que dure. Entrar en el amor de pareja significa también hacerse
candidato al dolor de un posible final. Hoy en día se habla de monogamia
secuencial, esto es de que, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres
y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida, con el consiguiente estrés y
tránsitos emocionales complejos que ello conlleva. Cuando no hay un contrato
institucional de por medio, tenemos una oportunidad de crear la pareja cada
día, a nuestra manera y de vivir lo que nos permite. Si llega el final,
aprendemos el lenguaje del dolor, la ligereza y el desapego, para luego volver
de nuevo al carril del amor y de la vida.
9. Yo pienso, tu sientes, y ante lo difícil sálvese quien pueda/
Reímos y lloramos juntos y juntos nos abrimos a la alegría y el dolor. Las
parejas enfrentan en su proceso vital asuntos que en algún momento duelen:
hijos que no vienen, abortos, muertes o enfermedades de seres queridos,
vaivenes económicos y existenciales. Son asuntos que ponen a prueba la
capacidad de aguante de la pareja, y que o bien la fortalecen o bien la
derrumban y ponen en ella resentimientos y millas de distancia.
Por Joan Garringa
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