¿CIRUGÍAS PLÁSTICAS PARA UNA ESPOSA PERFECTA?
Las cirugías plásticas están de moda. Cada día son más las personas que se someten al bisturí para arreglarse las supuestas – y ya exageradas – “imperfecciones” con las que han nacido. Estados Unidos, es el país líder en cirugías plásticas, seguido de Brasil, México, Alemania y España, según cifras de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS) de 2.013. El aumento mamario y la liposucción, fueron los procedimientos realizados con mayor frecuencia.
Estas cifras que van en aumento diario, representan un problema para las nuevas generaciones, puesto que ya mujeres con menos de 18 años están recurriendo a las cirugías. Estamos en el siglo de la belleza, pero ¿A qué costo? Cada día son más los procedimientos para tratar de lucir más “bellas”, porque creen que la felicidad y la calidad del ser humano, se mide en la talla del sostén y la prominencia de los glúteos.
Pero más allá de la problemática psico-social, remitámonos a la institución social del matrimonio, entendida como unidad formadora de sociedad. Yo me pregunto, ¿Qué piensa un esposo cuando deja someter a su esposa a cirugías plásticas con el fin de verse más bella? Quizá la situación está más ligada la condición sexual dentro de su estesiología visual, puesto que se le ha restado importancia a la naturalidad de un seno o de un glúteo, para prestarle atención al “excepcional trabajo” de los cirujanos plásticos. . Gastar miles de dólares para agrandarle los senos a su esposa, o para hacerle una liposucción, no la harán una mejor esposa o una mejor madre; lo físico no supera lo intelectual. Quizá su autoestima se vea más elevada y tal suceso le ayude a cambiar otros aspectos de su personalidad, pero no hay garantía de ello.
Recuerdo una pareja de amigos donde el esposo le pagó una cirugía de aumento de senos a su esposa – en particular, creo no la necesitaba – por una cifra suficiente para terminar de pagar su carrera universitaria de administración y darse unas pequeñas vacaciones. Al año siguiente se divorciaron.
No importa cuánto dinero gaste en cirugías plásticas y tratamientos de embecillimiento para su esposa, si no hay verdadero amor de ambas partes, no servirá de nada sumar cortes a su piel. Las parejas que se aman se aceptan tal como son, sin miramientos de los estragos que el tiempo va marcando en nuestra vida. Más allá de las formas y de los estándares de belleza establecidos por los eruditos de la mercadotecnia de la “vanidad” y sus múltiples derivaciones, se halla la máxime frase para el entendimiento de la hermosura humana: “nadie es feo en el mundo, porque la belleza está en el ojo del que mira”.
El amor es espiritual. No ates al cuerpo lo que es del espíritu.
Por Daniel Gómez.
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