CON EL PASO DEL TIEMPO...


Con el paso del tiempo, nos damos cuenta que el dinero no nos proporciona la felicidad anhelada; este sólo puede comprar las cosas materiales que nos brindan comodidad, pero todo aquello que nos permite vivir felices el día a día no lo puede comprar: una palabra de aliento, una sonrisa, la salud, la unión familiar, disfrutar de la compañía de los hijos, el amor verdadero, un te amo sincero... esos detalles no tienen precio.

El dinero y las cosas materiales nos proporcionan comodidades, facilidades para realizar determinadas cosas, y en muchas ocasiones, dichas que se convierten en pasajeras. Sin embargo, no tienen el poder de dar verdadera felicidad, ya que el auto último modelo no te puede abrazar en las noches, no te pueden decir te amo te extraño, y no pueden llenar tus noches de calor y compañía. 
Por otro lado, cabe recordar que en la mayoría de nuestras relaciones sociales, las cuales parecen ser más fluido por la influencia de las redes sociales, las personas van y vienen constantemente, sin dejar una solo ventana abierta para que el amor entre por allí. Cuando el amor está presente la felicidad no se hace esperar, puede hacer frío, calor, llover, tronar, relampaguear, y ella estará ahí mostrándote un horizonte infinito de posibilidades positivas.

Lo realmente importante es aprender de los errores, y tener la valentía y el coraje de empezar de cero las veces que sea necesario hasta cumplir uno a uno tus objetivos. Hay que ser conscientes de que nuestro mundo gira tan rápido, que quejarse del pasado, querer adivinar el futuro o apostar tu bienestar a los juegos de azar, son una pérdida de tiempo y energías innecesarias.

Lo que podemos y debemos hacer, es disfrutar nuestro diario vivir, aprendiendo cosas nuevas, cumpliendo con nuestro proyecto de vida y haciendo felices a quienes nos rodean, especialmente a esa persona que ante Dios juraste amar y respetar el resto de tu vida. 


Por Cony Alarcón
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