LA ESPIRITUALIDAD EN EL MATRIMONIO

El matrimonio es un equipo que se forma para toda la vida, donde el éxito del mismo dependerá de cada uno de los esposos. En la medida que puedan mejorar sus condiciones espirituales, emocionales y físicas, se acercaran más a la felicidad: objetivo fundamental del matrimonio. La espiritualidad te permitirá conocer y estar con Dios. Aunque estén casados tal como lo designó Dios, es imperativo que hallen su devoción y su fe, es decir, la comunión con Dios.

Como personas individuales, deben buscar en primera instancia a Dios, dado que la fe personal es uno de los elementos de mayor prelación dentro del matrimonio, porque cuando aparecen las dificultades, las diferencias, las tentaciones del mundo, necesitaremos de Dios y de su divina ayuda para mantenernos a firme durante la tormenta. He ahí la razón por la cual la espiritualidad debe estar en primer lugar; no podemos resolver un problema y luego clamar ayuda celestial. 

Buscar a Dios primero

La fe de una persona en Dios, es un elemento muy enriquecedor para un matrimonio. A diferencia de los cuentos y novelas que terminan con una boda feliz, en la realidad matrimonial nos enfrentamos con dificultades que a veces parecen imposibles de resolver; y aunque muchas personas hayan vivido felices por siempre, los problemas no desaparecieron con pociones mágicas, si no que desaparecieron con amor, comprensión y fe.

El matrimonio es una institución divina, y en la medida en que cada uno de los esposo afiance su relación con Dios, el matrimonio va adquiriendo fortaleza para superar obstáculos, gracias al amor el perdón, la tolerancia, la felicidad  y la tranquilidad que el creador tiene para cada pareja que le ama. Recordemos que el amor hacia Dios debe prevalecer como una prioridad de cada persona. Primero: debe amar a Dios; segundo: debe amarse a sí mismo: tercero: amar a los demás, incluido su esposo (a). Amar en ese orden le permitirá conocer el amor divino, al amor propio y el amor al prójimo.

Por Daniel Gómez.