MATRIMONIOS RENOVABLES

En el año 2.007, una dirigente alemana llamada Gabriele Pauli, propuso ante el congreso de Alemania, crear una ley que permitiera a las parejas contraer matrimonio por un plazo determinado. Su propuesta consistía en “casarse por un lapso de mínimo de 7 años”, una vez pasado dicho tiempo, la pareja tomaría la decisión de renovar el “contrato” o de dejarlo vencer y volver a vivir en plena soltería. Uno de los argumentos más importantes establecidos dentro de la propuesta, era que el matrimonio no era para toda la vida, porque el amor solo duraba 7 años. Además, de esta manera, según la señora Pauli, los divorcios se reducirían drásticamente porque solo habría que esperar que se venciera el matrimonio actual.

Los matrimonios a plazos o matrimonios renovables también fueron propuestos en México, con el fin de reducir los casos de divorcios. Sin embargo no es una solución muy viable, ya que el matrimonio tiene una concepción socio cultural muy amplia a nivel mundial, sin mencionar las creencias religiosas en las que esta cimentada la unión marital. Es cierto que un divorcio es muy complicado y traumático para los conyuges y más aún para los hijos de estos, que se ven obligados a una elección binomial: papa o mama, el bueno o el malo, pero un matrimonio renovable no evitaría que los niños entraran en los traumas de una separación.

Más que un matrimonio a término fijo, los casos de divorcio los reduce el amor, el compromiso y la responsabilidad de compartir nuestra vida sanamente y sin hacernos daño, y ¿Cómo lograr eso? Con principios y valores que empiezan desde casa y se fortalecen en entornos socioculturales adecuados. Pero en una sociedad cada día más dividida, con menos reglas y con menos disciplina, los divorcios seguirán aumentando hasta el punto de que las nuevas generaciones no crean en los matrimonios perpetuos, y por ende, desistirán de hacerlo.

Más que preocuparnos por los casos de divorcio, deberíamos preocuparnos de cómo estamos actuando, y que modelo social estamos heredando a nuestros hijos. Finalizo con una cita de Emerson:

“Educa al niño de hoy, y no será necesario castigar al hombre del mañana”
Por Daniel Gómez.
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