EL MATRIMONIO COMO EJEMPLO DE NUESTRA SOCIEDAD

Aunque pensamos que nuestros actos no repercuten en los demás, la realidad es que nuestra forma de actuar afecta nuestro matrimonio, y la forma de actuar como matrimonio afecta a la sociedad, empezando por nuestros seres más cercanos que están a nuestro alrededor.

El detalle está en que esta influencia que hacemos casi de forma inconsciente debe ser positiva en las personas que hacen parte de nuestro círculo social, especialmente si son familiares o hijos. El matrimonio por ser instituido por Dios, debe estar fundamentado en principios y valores, llamados a vivir bajo los mandamientos de Dios. 

En nuestra unión matrimonial debe predominar el amor, la fe, la paciencia, la paz y la tranquilidad que sólo Dios puede darnos. La gracia que recibimos a través del maravilloso sacramento del matrimonio, es casi inexplicable. Es permitir que Dios tome el control en nuestra relación de pareja y empezar a conducirnos por el camino correcto: Dándonos fortaleza en los momentos difíciles para seguir adelante. Así que podríamos decir que cuando aceptamos voluntariamente casarnos con nuestro ser amado, estamos abriendo las puertas de nuestras vidas para que Dios haga presencia y guíe nuestro matrimonio. 

No debemos olvidar que los hombres y mujeres del mañana se forman en el presente, y que los primeros 7 años de vida son cruciales para definir su personalidad, marcando de esta forma toda su vida en general; por lo general los hijos que crecen sin un ejemplo a seguir o en matrimonios disfuncionales, tienden a repetir estas mismas cadenas, y a tener vidas o matrimonios disfuncionales, casi que de forma inconsciente. Razón por la cual es de gran bendición para una sociedad, tener matrimonios y familias unidas en el amor de Cristo.

Por Constanza Alarcón
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