MATRIMONIO EMPRESA


Abordar un tema tan delicado como la relación de pareja bajo la institución matrimonial no es tarea fácil, pero me aventuro en un territorio tan intrincado por el surgimiento de un tipo de enlace que ha tomado cuerpo en las últimas décadas y forma parte la realidad de la Cultura Occidental y es el llamado Matrimonio Empresa.

El matrimonio (como relación estable de convivencia, con o sin la firma del contrato) es la unión sublime de dos seres humanos para enfrentar la existencia, con sus altos y bajos, con los temores que supone vivir y como si fuera poco, para juntos sortear contradicciones y adversidades que el azar planta frente a los esposos.

Todos aquellos que apostamos a la existencia de una facultad humana espiritual como única salida a la superación del materialismo seco en que estamos hundidos, somos fervientes creyentes del matrimonio y sus bondades, aunque el amor se halla la mayoría de las veces fuera del matrimonio que dentro de él, la rareza del amor en el vínculo matrimonial no nos hace cometer el fatal error de pensar que lo poco frecuente es inexistente. Por el contrario, exaltamos el amor en el matrimonio como el sumo bien y el más preciado tesoro que puede regalarle la vida a una pareja.

En Venezuela el eje de la familia se erige en torno a la madre independientemente si la familia está regularmente constituida con padre-madre e hijo, en nuestro país el hogar lo hace la mujer. En palabras de Alejandro Moreno para el hombre venezolano su familia es la madre y para la mujer venezolana su familia son los hijos. Cuando decimos familia nos referimos a ese lazo de afecto emocional profundo, duradero, con reconocimiento, aceptación, protección, digno que mueve la sangre.

En la mujer la imposibilidad de una relación permanente, comunicativa e indestructible con una pareja termina vertiéndose en los hijos y ellos se transforman en ese amor sólido, estable y que nunca decepciona ni perece que  no encontró en una pareja al compartir. La mujer secretamente siente que el hombre puede ir o venir, pero sus hijos son una bendición del cielo eterna, para el hombre el lazo entrañable lo tiene con la madre, a quien cuida y asiste, escucha e inclusive almuerza en su casa todos los domingos y secretamente anhela su forma de cocinar, la que la esposa jamás logra igualar. Recuerdo en un episodio que le pregunté a un amigo oriental cómo se encontraba luego de una pelea con su esposa y me dijo: “…a fin de cuentas ella ni siquiera es mi familia porque no llevamos la misma sangre”.

El Matrimonio Empresa está presente desde las clases populares hasta el jet set de nuestra sociedad venezolana, en cada estrato social presenta sus particularidades y su fundamento es el temor al futuro, es decir, la inseguridad ante el desconcertante porvenir.

Partiendo de las peculiaridades comentadas en el inicio, en Matrimonio Empresa el hombre obtiene el placer y la compañía y la mujer un hogar y la representación social. En el intercambio en los sectores populares el marido sabe que lo que contribuya en la casa es de la esposa, así que la realización de un cuarto adicional en la casa, la compra de muebles y enseres y todo lo que se aporte a la mejora y conservación de la vivienda es “pa la mujer y los hijos”, de la misma manera, en las clases medias y altas, en las cuales las relaciones afectivas disminuyen en importancia y la cobran las cosas, el apartamento, la cirugía estética y todo lo que resguarde el futuro de los hijos está predestinado a la mujer.

En las clases populares la mujer trabaja al igual que el hombre y ambos fomentan la constitución del hogar, pero de manera independiente cada uno en lo suyo y la mayoría de las veces un eventual rompimiento de la relación, no acarrea ninguna perturbación en los ingresos de cada uno de los  miembros de la pareja.

Por su parte, en las clases medias y alta, se caza en manada, la mayoría de los casos existe un  intrincado manojo de relaciones, en las cuales el esposo contrata o ayuda a familiares de la esposa, o el suegro realiza préstamos o coloca en su compañía a yerno o el hermano de la esposa se asocia con el papá del esposo y pare usted de contar, por lo que la eventual disolución del vínculo matrimonial trae daños colaterales para los parientes de ambas partes, en los que hay que mirar las acciones de la compañía, el pago de préstamos y la devolución de favores.

Adicionalmente a lo anterior, la obtención de bienes como signo inequívoco de la representación social de progreso “Showoff” marca la pauta, aquí la mujer ejerce un rol de lobby, aconseja al marido a quien acercarse para hacer negocios, realiza almuerzos y cenas estratégicos en la casa, le recuerda cumpleaños y detalles para cuidar la imagen de su marido e incluso lo recrimina y le da valor en los momentos de turbulencias en las aventuras empresariales o de inversión.
El Matrimonio Empresa es la reunión de dos personas en una asociación estratégica para el acrecentamiento de bienes y la demostración social de los mismos ante el entorno acompañado de una demostración de felicidad estándar repetida, uniforme y aburrida, cuyo principal motor es el miedo al futuro, si la empresa resulta exitosa se transforma en una jaula de oro para la pareja.

El Matrimonio Empresa en los sectores populares es más fácil salir de él y las partes aceptan de mejor manera la conclusión de la vida en común para pasar a rehacer sus vidas, los daños a largo plazo son mínimos, en las clases medias y alta, el Matrimonio Empresa resulta devastador emocionalmente en los componentes de la pareja y crea monstruos que muchas veces resulta muy complicado superar y, paradójicamente, el Matrimonio Empresa pasa una factura imposible de pagar.

Les dejo está frase para que la incorporen a sus meditaciones: “Sólo eres amado cuando puedes demostrar tu debilidad sin que el otro la utilice para demostrar su fuerza.”

Tomado de http://www.enriqueguillen.com/
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