MÁS QUE AMAR

Me sorprendo mucho, cuando hablo con alguien y me relatan su vida matrimonial, en la mayoría de los casos es un desastre, literalmente viven una pesadilla, se gritan, se insultan, se maltratan, se odian y aún así no hacen nada para cambiar esa realidad; Sólo se quejan, lloran y se llenan de más rabia. 

Es triste ver como los matrimonios se van por el abismo de las tentaciones, creen equivocadamente que una aventura amorosa les va a solucionar los problemas matrimoniales, no pueden con su matrimonio y creen que van a poder llevar dos relaciones sentimentales al tiempo sin repercusiones negativas para ellos, hijos y familiares cercanos, es una locura el racionamiento del ser humano en muchos casos. Prefieren darle amor a una persona que ni siquiera conocen, que amar, hablar y arreglar las cosas con la persona que les ha entregado toda su vida. 

Cada vez que me topo con una situación como estas, no puedo dejar de darle gracias a Dios por mi matrimonio, el cual aprendió de los errores del pasado, discutimos, tropezamos en el proceso, dudamos, fallamos, pero no nos dimos por vencidos, muchos a nuestro alrededor pensaron que por nuestra corta edad a lo mejor íbamos a fracasar en nuestro matrimonio, ambos estábamos estudiando y no teníamos metas muy definidas, y tengo que admitir que éramos muy inmaduros, pero afortunadamente teníamos buenos principios y valores morales que nos permitieron superar todos los obstáculos, aprender a comunicarnos, expresar nuestro amor, perdonarnos las veces que fueron necesarias para sentar bases fuertes. Todo esto nos ha permitido en tres años de matrimonio estar más felices que nunca, unidos por un amor interminable, servicial, comprometido, sincero, compasivo, bondadoso y leal. 

Lastimosamente muchas parejas logran entender el propósito del matrimonio después de toda una vida de desilusión, cuando el propósito siempre ha sido y será amarnos y servir a los demás, oren juntos en todo momento, declarando bendición, protección y fortaleza para su matrimonio, Dios siempre nos escucha.

Ahora, siento que independientemente del tiempo de vida que tengamos mi esposo y yo, vemos las cosas de una manera muy diferente a la mayoría, disfrutamos cada momento que compartimos y confiamos plenamente que con el paso de los años todo irá mejor, no somos perfectos, ni pretendemos serlo, pero vivimos nuestra unión al máximo, con lo mucho o poco que tenemos, siempre nos sacamos una sonrisa el uno al otro y nos animamos a seguir adelante. 

Así que mi invitación el día de hoy es a que te valores a ti mismo (a), valora a tu pareja, valora cada segundo y vivelo como si fuera el ultimo, no tires por el abismo tu matrimonio, cuando se lo logra alinear la relación es una experiencia maravillosa, porque el vivir en el amor, atrae la felicidad.

Por Constanza Alarcón
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