HOY TENEMOS QUE SER FELICES


Cuando nos casamos, no podemos pretender que todo sea perfecto, las diferencias y las discusiones de vez en cuando, son normales. El matrimonio no se trata de evitar las confrontaciones, si no de comunicarnos, identificar las diferencias a tiempo, antes de que se vuelvan un problema, y buscar el crecimiento emocional para resolverlas cuando se presentan. En algunas ocasiones las discusiones son tan fuertes que nos aislamos de nuestra pareja, como si la soledad y la lejanía fueran una panacea para las dificultades conyugales, pero lo único que logra esta acción muchas veces inconciente, es distanciarnos de la solución. La mejor forma de enfrentar una diferencia que se esta convirtiendo en discusión, es tomar aire, pensar antes de hablar, dejar el orgullo a un lado, e invitar de forma amorosa a tu pareja hablar del tema con calma, dandole la opción de expresar su punto de vista y de expresarle el tuyo, en pro de buscar un acuerdo mutuo y una solución a la inconformidad generada. Pelear no vale la pena, solo quita energias y tiempo valioso que podemos compartir con nuestro ser amado.

Cuando discutimos, generalmente vemos multitud de opciones, pero no vemos como opción inmediata, la felicidad, la decisión irrefutable de buscar alternativas y hallar juntos la paz y la tranquilidad. Muchas personas tienen pereza de ir al trabajo, y cuando uno les sugiere que lo dejen, entonces dicen: no tengo otra opción, tengo que ir. Así mismo si usted empieza a creer que la única opción que tiene es ser feliz con su esposo (a), empezará a cerrar las puertas a las negativas, y las excusa para mantener la discusión será acallada con la frase:  no hay otra opción, "Hoy tenemos que ser felices".

Es verdad que navegar en el velero de la unión matrimonial implica enfrentarse a fuertes vientos, a mares embravecidos, a calores asfixiantes y a lluvias en alta mar, y la única opción es mantenerse a flote, no dejar que el barco se hunda. De la misma manera, ante las dificultades con nuestra pareja debemos recordar que a pesar de todo, la opción es superar juntos los obstáculos, anteponiendo la alegría y la felicidad de enfrentar nuevos retos juntos. Al fin de cuentas, en el matrimonio la única opción es ser felices, o acaso, ¿quien se casa deseando ser infeliz por el resto de su vida?.

Por Daniel Gómez y Cony Alarcón
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