MATRIMONIOS DE METAL

Hay matrimonios duros y perennes como una piedra, donde el amor sólo alcanza a calentar sus pulidas y brillantes superficies, porque ni siquiera, una marca puede grabar.


Me refiero a los matrimonios que viven de apariencia, de mostrar una sonrisa al mundo cuando su alma se quiebra en mil trocitos. A esos matrimonios que quieren brillar como el sol ante los demás, los llamó matrimonios de metal, porque necesitan cambios fuertes en su propia estructura, para dejar que el amor deje buenos recuerdos grabados en su corazón. 

Un matrimonio de metal sólo se puede formar por la unión de dos corazones de metal que sólo quieren ser fuertes para durar la prueba del tiempo y del qué dirán. Son esposos temerosos a que su matrimonio sea visto como difícil o complicado; temor a que la gente crea que su matrimonio es imperfecto. Los matrimonios no deben alimentarse de apariencia si no de amor; no de duda si no de confianza. Por lo tanto, los esposos deben conocer realmente sus intereses para con el matrimonio; de nada sirve hacer ver que un matrimonio está bien cuando se está muerto por dentro, cuando la tristeza, desilusión ha consumido sus almas.

Opten por un amor sincero, de verdad, un matrimonio con bases internas fuertes, a la vista tan suave y dócil como el algodón, en vez de ser por fuera bello, y por dentro rígido y duro como el metal.

Por Daniel Gómez

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