“TE AMARE HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE"

¿Cómo hacer que esta frase sea una realidad?
Muchas veces decimos afirmaciones, por decirlas, pero si analizamos detalladamente las palabras y promesas que decimos a nuestros seres queridos, nos daremos cuenta del profundo significado que pueden tener y representar para alguien, con las palabras podemos destruir o construir un matrimonio. Y cuando hacemos promesas debemos estar muy cocientes de que en realidad estemos dispuestos a cumplirlas, y que de verdad podamos cumplirlas, porque una promesa incumplida, deja un corazón triste y herido.

Con el pasar de los años, todo matrimonio tiene la misión de mantener el gozo del noviazgo. Algunas parejas sienten esto como algo imposible de cumplir,  debido al estrés, a los requerimientos laborales, al tiempo que deben compartir entre cónyuges e hijos, las obligaciones del hogar y las responsabilidades en la comunidad donde residen. Sin embargo, es posible vivir en un ambiente de paz, si ambos cónyuges se comprometen por cambiar todo lo que sea necesario para ser felices.

Cuando tomamos la decisión de casarnos por amor, todos en el fondo de nuestro corazón, tenemos la esperanza de que nuestro matrimonio va a ser feliz y a durar para siempre, como en los cuentos de hadas. De hecho no decimos: estaré a tu lado hasta que la muerte nos separe, decimos: te amaré hasta que la muerte nos separe.... Y para todos aquellos que conocen el significado de amar, saben que cuando amamos damos todo lo que tenemos, incluso daríamos lo que aun no tenemos por hacer feliz a nuestro conyugue y ¿cómo podemos hacer feliz a alguien?, conociendo sus sentimientos, necesidades, gustos y fracasos; entre mas sepamos de nuestro ser amado, mas herramientas tenemos, para llenar sus vacíos, entender algunos de sus comportamientos, alegrar su vidas, apoyarlos y aconsejarlos. Claro está, sin dejar de lado tantas otras cosas que debemos hacer y que hacen parte de una convivencia sana, en pro de la felicidad. Por ejemplo: debemos aprender a ser sinceros, escuchar, ser pacientes, admitir nuestros errores, perdonar, respetar los gustos de nuestra pareja, a manejar nuestras emociones y a orar, entre otras acciones necesarias para vivir en armonía. Esto es un proceso que requiere tiempo y compromiso, por eso tenemos toda una vida por delante con esa persona que escogemos y presentamos ante Dios, y solo depende de nosotros cuanto tiempo tardemos en encontrar el equilibrio, espiritual, personal, y de pareja que se necesita para ser feliz.

No quiere decir que vamos a tener o pretender hacer de nuestro hogar un matrimonio perfecto, pero si vamos a tener una persona con la cual contar en todo momento, para superar los obstáculos y/o dificultades familiares, laborales, personales, de salud o económicas que se pueden presentarse en el transcurso de nuestras vidas.

"Donde reina el amor de Dios, es  posible llevar un matrimonio Feliz, sin discusiones, maltratos o malas palabras".
 Por Norma Alarcón
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