LAS PERSONAS SE CASAN PARA SER FELICES ¿VERDAD?

Surgió esta pregunta en una de las tantas conversaciones que mi esposa y yo tenemos en nuestro tiempo libre. La respuesta no se hizo esperar: - Por supuesto que sí. La finalidad del matrimonio es vivir felices y como institución creada por Dios, es primordial establecer una relación directa con él.  


El problema es que la mayoría de los matrimonios se establecen bajo parámetros sociales y comportamentales y no bajo la doctrina de la fe. La sociedad por lo general nos vende pensamientos muy negativos respecto al matrimonio, y tendemos a vivirlo de acuerdo a lo que la mayoría nos aconseja según sus experiencias vividas; lo más paradójico de todo, es que los “mejores consejeros” son aquellos cuyos matrimonios carecen de felicidad explicita. Muchas personas piensan que con los años el matrimonio tiende a deteriorarse, y por ende, el amor con el tiempo se acaba y se convierte en una costumbre. Pero, ¿Deja una madre de amar a su hijo a medida que crece? ¿Ha escuchado a un padre decir que está aburrido de su hijo porque ya tiene 30 años?

Contrario a lo que piensa la sociedad, es ilógico que un matrimonio se deteriore con el pasar de los años. Es como decir que un hijo deja de amarse a medida que cumple años. Un matrimonio deja de amarse cuando nos dejamos envolver por las cosas del mundo, pero cuando nos dejamos envolver por el verdadero amor de Dios, el matrimonio se ama día a día, sin importar si han transcurrido una, dos, tres o más décadas. Hemos tenido la oportunidad de conocer matrimonios que han durado hasta 75 años de casados, y un factor común entre todos ellos es que han estado aferrados al amor de Dios, y han aceptado a Jesús como su redentor.  

Conclusión: Es imperativo que nuestros matrimonios estén cimentados en la fe. Es de ella que depende todo lo que hacemos como esposos, como esposas y como matrimonio. 

Por Danny Gómez y Cony Alarcón. 
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