MATRIMONIO PRECOZ


El matrimonio precoz es aquel que se lleva a cabo antes de los 20 años en el hombre, y antes de los 18 años en la mujer (Resfiriéndonos a la cultura occidental). Para la década de los 60’s un matrimonio precoz era cuestión de reflexión para los padres, y motivo para visitar al psicólogo un par de veces, en pro de evitar daños irreparables en la psicología de los conyugues, y un posterior divorcio.

Hoy en día, el matrimonio precoz no tiene tanta importancia. Tanto es así, que muchos desconocen el término. La frecuencia con la que los jóvenes deciden hacer vida conyugal va en aumento, así mismo como los divorcios, tema que preocupo a muchos en la década de los 60’s, y que hoy parece no tener importancia. El matrimonio precoz puede representar un problema de acuerdo a la madurez emocional de cada uno de los esposos, ya que los impulsos de la edad, la sobrevaloración de los sentimientos amorosos, la rebeldía de la adolescencia y el desconocimiento de las necesidades de la vida conyugal, podrían desencadenar la infelicidad a pocos años de contraer la unión marital.

Por otro lado, las divisiones de las responsabilidades del hogar, la manutención del mismo, los deseos personales de cada uno y el cuidado de los hijos, crean escenarios propicios para generar discusiones y problemas de convivencia. Además, la libertad masculina se ve subyugada a la responsabilidad de un hogar y al cuidado de una familia a temprana edad. Cuando el matrimonio se efectúa por un embarazo accidental, generalmente se presenta una hostilidad encubierta, la cual se hace más notoria en situaciones difíciles, aumentando la carga emocional y la responsabilidad de lo ocurrido.

Pero no todo matrimonio precoz está condenado a los problemas descritos anteriormente o al divorcio. Algunos jóvenes han tenido la madurez emocional para crear un buen hogar para sus hijos y proveer de afecto a todos los miembros de la familia; e incluso durar toda la vida. El matrimonio no depende de la edad, del status social, de la política, del clima o de las circunstancias externas: depende directamente de cada uno de los “actores” del mismo, y de los deseos de mantener un ambiente conyugal favorable para los dos. 

Por Daniel Gómez.
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